lunes, 15 de abril de 2024

la fuerte necesidad de un nido

I'm just a little person
One person in a sea
Of many little people
Who are not aware of me

I do my little job
And live my little life
Eat my little meals
Miss my little kid and wife
Little person - Jon brion from Synecdoche New York 
Me encuentro inmersa en un proceso de reflexión donde guardo ciertas reservas que no deseo compartir. Además, experimento una falta de satisfacción en el lugar donde resido actualmente. Aunque anhelaba mudarme, me embarga una sensación de culpa por haber deseado tanto tiempo abandonar mi hogar. Mientras redacto estas líneas desde mi caótico y desordenado hogar, me sorprende sentirme más cómoda aquí que en mi propio espacio independiente. Esta contradicción me ha llevado a cuestionarme durante semanas, incluso en medio del estruendo proveniente de un velorio animado que tiene lugar afuera.

Sin embargo, debo regresar a mi espacio habitual el miércoles próximo. Habitar nuevamente allí, sumergirme en la oscuridad y permitir que las lágrimas fluyan. Me desconcierta esta repentina aversión hacia un lugar que solía confortarme. Al compartir mis inquietudes con una buena amiga, ella me explicó que es algo natural. Según ella, he llegado a comprender mejor mis necesidades durante esta transición, lo cual me ha permitido definir lo que verdaderamente busco. Es como si haber vivido en un espacio incómodo haya sido necesario para entender qué es lo que deseo encontrar en mi próximo hogar, algo similar a darse cuenta de lo que se quiere en una pareja tras haber pasado por una relación insatisfactoria.

Sin embargo, debo admitir que nunca he sido partidaria de buscar estabilidad en un espacio físico. Desde mi infancia, mi madre me enseñó a adaptarme y hacer propio cualquier lugar en el que me encontrara, como si fuera una nómada. Nunca sentí la urgencia de echar raíces de forma permanente, aunque en ciertos momentos sí he sentido esa necesidad. Pero mientras buscaba posibles departamentos o habitaciones dentro de mi presupuesto, me di cuenta de que algo estaba claro: quiero un espacio lleno de luz natural, bien ventilado, donde las luces sean cálidas y pueda disfrutar de una vista verde desde las ventanas. Un espacio lo suficientemente grande para no sentirme agobiada, pero lo bastante pequeño para poder limpiar con facilidad.

Entonces, ¿cuál es el ingrediente esencial para sentirme bien en un lugar? Tras una reflexión profunda, me di cuenta de que anhelo un hogar, un refugio donde pueda desarrollar todas mis ambiciones en armonía. Un espacio que no sea un obstáculo, sino un impulso para mi crecimiento personal, donde pueda sentirme segura, en paz y disfrutar de cada esfuerzo realizado.

Por primera vez en mi vida, reconozco que deseo tener una casa. A pesar de haber imaginado una vida más nómada, ahora siento cómo la adultez me llama a establecerme. Comprendo el poder que me otorga la independencia. Antes, esta vida inestable me parecía natural, ya que muchas decisiones no dependían de mí. Pero recientes experiencias me han hecho reaccionar y entender que soy la única dueña de mi destino. Reconozco que el dinero ha sido un obstáculo para alcanzar mis sueños, pero también entiendo que mi confianza en mis capacidades es fundamental para superar cualquier adversidad y lograr la abundancia en todos los aspectos de mi vida.

¿Estoy lista para encontrar y construir mi propio hogar? Aunque tenga dudas, no puedo ignorar el deseo creciente que siento. Quiero mudarme, quiero echar raíces, pero también deseo seguir explorando y viajando, sumergiéndome en diferentes culturas. ¿Es posible tener ambas cosas?






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